El Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, declara, públicamente, que rompe sus relaciones con WathsApp. A falta de canción del verano, parece que la sentencia del líder bolivariano tiene muchas opciones de convertirse en la frase del verano. Véanla precisamente en las redes sociales.
Literalmente, Maduro manda al carajo a WathsApp. Con el carajo por medio, se enfrentan el viva-la-libertad-carajo de Milei y el WathsApp-vete-al-carajo. El continente americano, tal vez el mundo entero, viene en un frenético y excitado carajal.
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Delante de la cámara y una pequeña audiencia, que hace de coro de la representación, Maduro expone la desinstalación de la aplicación de su teléfono móvil. Imagen en la que puede observarse como tiene otras aplicaciones supuestamente tan enemigas como WathsApp. Es el caso de Facebook, que pertenece a la misma corporación que WathsApp, o X (Twitter), cuando mantiene un enfrentamiento dialéctico-barriobajero con Musk.
Maduro y WathsApp
Con la desinstalación, de paso, declara a la aplicación enemiga pública número uno del Estado venezolano. Escena ridícula, de difícil superación por los guionistas de lo cómico. Por otro lado, teniendo en cuenta el perfil del personaje, escena siniestra. Se tiene la sensación que este señor es capaz de cargarse a cualquier con la misma facilidad con que da al click de desinstalación de una aplicación. Ya nos tiene acostumbrados a los bramidos insultantes contra personajes públicos, empresas, países… Lo que hace con respecto a WathsApp es un paso más.
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Sin mayores procedimientos e invitando a sus seguidores a eliminar de la misma manera a todo lo que consideren enemigo del régimen bolivariano de Chávez-Maduro. Todo se soluciona, como nos dice Evgeny Morozov, con un click. El de Maduro, es el click ejecutor de condenas. WathsApp es condenado. WathsApp es ejecutado con la desinstalación. Eso sí, previamente y como único procedimiento, le pondrán la etiqueta de fascista.
Fascista es WathsApp, Musk, Milei, los gobernantes colombianos, chilenos y, en definitiva, todo el que se muestre crítico con el régimen chavista. ¡Con lo difícil que es quedarse al margen de estas críticas! Aun cuando sólo sea desde el punto de vista estético, que nunca es sólo estético, las cosas de este régimen generan sarpullidos. Pues bien, todo al que se le cuelgue la etiqueta de fascista puede ser desinstalado. Es decir, eliminado. Es el manual de Maduro.
Romper con una civilización
Lo ridículo y tenebroso de la escena nos paraliza. Nos impide reflexionar. Y es que la frase tal vez tenga más miga reflexiva de la que aparenta. ¿Podemos romper relaciones con Wathsapp u otra aplicación con la que gestionamos nuestras relaciones sociales? ¿Podemos desvincularnos, así de fácil, de nuestras redes sociales? Más allá de las distorsiones prácticas que la desvinculación podría causar en nuestra vida social, ha de tenerse en cuenta todo lo que hacen estas redes sociales. Son, para mucha gente, la principal fuente de información. Es donde nos enteramos de lo que está pasando. Los propios medios de comunicación tradicionales están actualmente más atentos a las aplicaciones de redes sociales, que a los teletipos.
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Quien, hasta ahora, se ha mantenido al margen del uso de las aplicaciones de redes sociales, tal vez pueda seguir prescindiendo de ellas. Pero ¿romper con ellas, tras años de uso de carácter casi adictivo? Peor que romper con un noviazgo de años de duración. Es romper con una cultura, una civilización. Pero Maduro ya ha roto con el mundo democrático hace tiempo.
Catedrático de Sociología en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Licenciaturas en Periodismo y Derecho
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