Las elecciones que tendrán lugar en noviembre de este año en EEUU muestran el calado de las cripto en la sociedad. En un largo post, Vitalik Buterin libera al ecosistema cripto de vincularse electoralmente con específicas posiciones políticas. Es más, avisa a lo que denomina campo cripto del error de ser políticamente activo, apoyando a aquellas candidaturas electorales que se muestran más amistosas hacia lo cripto. Recomienda leerse el programa entero y preguntarse el para qué de la política pública pro-cripto.
Cripto y sociedad
En esta misma sección de Observatorio Blockchain, se ha intentado fijar las posiciones de los principales candidatos en convocatorias electorales relevantes. Es un indicador importante del calado que van tomando las cripto en la sociedad. Cuando la política recoge en sus mensajes algo, es porque se hace eco de lo que ocurre en la sociedad. La relación entre política y sociedad es de ecos. La política recoge ecos que vienen de la sociedad, de sus problemas; y la sociedad recoge ecos de la política, de los problemas de la política. Más veces de las que se quisiera la cosa se convierte en una cacofonía.
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Claro está, hay posiciones políticas que son más sensibles al lugar de las cripto en la sociedad. Al fin y al cabo, tras tales posiciones y tras las cripto subyacen propuestas de concepción del Estado. De cuál es el papel que asume del Estado, como especial operador económico. Tal es el núcleo esencial de toda propuesta política. En la misma, la acogida de las cripto es desigual. Por otro lado, la sombra política de las cripto es indudable.
El estado reconoce a las criptomonedas
Se dice que todo es política, incluyendo la vida privada. Pero sólo hace falta mirar un poco atrás, al origen de Bitcoin, para percibir el fervor político, especialmente contra el monopolio y centralización de los Estados en la gestión del dinero. Las cripto surgieron contra las monedas fiat, producidas por los Estados. Y, como se decía, gestionadas por los Estados a su favor y en contra de los intereses de los ciudadanos. Pero ha llegado el momento histórico de la convivencia y la conveniencia entre posiciones enfrentadas. Ambos se reconocen. Siendo realistas, es el Estado el que empieza a reconocer a las criptomonedas; pues, hoy por hoy, es impensable la figura de un buen número de ciudadanos viviendo al margen de las monedas fiat.
Los ciudadanos votan o se abstienen por una articulación de razones. La mayor parte de las veces, tal articulación es coherente, pues, como se ha señalado, tiene que ver con la concepción que se tiene del papel del Estado en la vida cotidiana. Otras veces, la coherencia es más difícil. Ya sea porque las circunstancias vitales nos sitúan en la contradicción. Ya sea porque se carece de opciones políticas que sepan dar coherencia a tal conjunto de razones.
Lo cripto y las convocatorias electorales
Es decir, los ciudadanos actúan políticamente por más razones que su adscripción al ecosistema cripto. Tienen otras razones que ponen en su imaginaria balanza. Pero lo fundamentalmente importante, el marcador de relevancia, es el crecimiento de la relevancia de lo cripto en las sucesivas convocatorias electorales.
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Partiendo de tal relevancia de las cripto en las convocatorias electorales y las políticas públicas, concretadas en distintos grados de regulación, Buterin nos advierte. Como sacerdote en púlpito nos lanza un mensaje casi atronador: contra la elección de tus lealtades políticas en función de quién se presenta como más “pro-cripto”. Mensaje tan razonable, que es su estruendo lo que llama la atención. Tan razonable como uno de sus argumentos principales: se está en cripto por una gran variedad de razones. Tal vez algunas con una fuerte implicación política.
Reconociéndose como “internacionalista”, concluye que medidas favorables a algo -como pueden ser las cripto- en un país, puede perjudicar a los ciudadanos y trabajadores de otros países. A modo de resumen de sus argumentos, que para eso estamos aquí: el fin es otro distinto que estar en el ecosistema cripto o usar criptomonedas. Buterin está en lo cripto porque lo considera bueno para su internacionalismo.
La foto de Buterin con Putin
Bueno, lo que realmente más llama la atención es la fotografía que lo acompaña, donde se ve a Putin y Buterin en la misma mesa. Un gesto de gran sinceridad por parte de Vitalik, desde esa retórica que tiene su fuente en la propia experiencia, siempre tan poblada de errores.
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Resulta curioso que, dentro de esa retórica de la experiencia, Buterin sitúe su primer impulso para entrar en lo cripto en un lugar distinto de la descentralización del dinero. Se sitúa en la descentralización de internet. En tal descentralización de internet, aparecen las palabras de Satoshi, como si de palabras divinas se tratase. Bitcoin queda relegado a un instrumento en pos de esa descentralización de internet. Valga el juego de palabras: lo central de la lógica Blockchain y lo cripto es la descentralización. El dinero, un elemento más.
El dinero es un elemento más del ecosistema cripto y la política “pro-cripto” un elemento más de la política. Preguntarse el para qué de esa política pública “pro-cripto”. Lo que propone Buterin preguntarse en momentos de convocatoria electoral, tal vez convenga preguntárselo a todas las regulaciones específicas que han abordado la tokenización y los activos cripto. Entonces se verá que, más que un espíritu positivo y de motivación, reina una especie de espíritu de defensa y preocupación: para mantenerse en el tren de la innovación tecnológica y evitar agujeros fiscales.
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