John Pierpont Morgan, conocido simplemente como J.P. Morgan, es una personalidad clave en la historia del capitalismo. Su capacidad para gestionar grandes operaciones lo convirtió en el rey de los monopolios. De hecho, su legado perdura hasta nuestros días.
En estas líneas daremos repaso a la vida y el legado de J.P. Morgan, Desde su infancia hasta su legado: Morgan Stanley, JPMorgan Chase y el Deutsche Bank. Su biografía debería ser conocida por cualquier persona con interés en información de calidad sobre finanzas y criptomonedas.
J.P. Morgan y el capitalismo
Esta historia es un testimonio de cómo una persona con mucha voluntad en el lugar y momento indicado puede tener un impacto que perdure durante siglos en la economía. Su vida, lejos de ser ejemplar, refleja algunas de las contradicciones de un mundo industrial que estaba atravesando enormes avances tecnológicos, como la electricidad, la fabricación masiva de bienes y el sistema bancario moderno.
Su infancia en Connecticut y su relación con Europa
J.P. Morgan nació en una familia acomodada en Hartford, Connecticut. Su padre, Junius Spencer Morgan, era un empresario exitoso que había construido un pequeño imperio y pretendía dárselo a su heredero. Por eso, su hijo recibió una educación privilegiada en Boston y en la Universidad de Göttingen, en Alemania. En los centros de estudios, no tardó en destacarse gracias a sus habilidades con las matemáticas.
Un prodigio de las finanzas
Su carrera en las finanzas comenzó en 1857 como contador en la firma bancaria Duncan, Sherman and Company en Nueva York, que representaba a la empresa londinense George Peabody and Company. En 1861, al comienzo de la Guerra de Secesión, Morgan se convirtió en el representante de la compañía bancaria de su padre en Nueva York. Durante este período, se involucró en negocios especulativos en torno al tráfico de armas y oro.
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En 1871 se asoció con Drexel, Morgan and Company en Nueva York. Esta empresa se convirtió rápidamente en la principal fuente de financiación del gobierno estadounidense. En 1895, la firma se reorganizó como J.P. Morgan and Co. Bajo la dirección de Morgan, se consolidó como una de las casas bancarias más poderosas del mundo.
Un puente entre Europa y Estados Unidos
Gracias a sus vínculos con la firma Peabody, Morgan estableció relaciones estrechas y útiles con el mundo financiero londinense. Durante la década de 1870, pudo proporcionar a las crecientes corporaciones industriales de Estados Unidos el capital necesario de los banqueros británicos, impulsando el desarrollo industrial del país.
Un negocio sobre ruedas (de ferrocarril)
Con el avance de la segunda revolución industrial, J.P. Morgan empezó a concentrarse principalmente en dos negocios: ferrocarriles y deuda pública federal. Sus conexiones en Londres y en París le permitieron participar en grandes empréstitos, incluyendo la refinanciación de las arcas públicas durante la segunda presidencia de Grover Cleveland (1893-1897).
En la década de 1880, Morgan usó esta gran solvencia para reorganizar el sector ferroviario estadounidense, invirtiendo capital y reestructurando deudas. Evitó la gestión directa de las empresas ferroviarias, enfocándose en obtener beneficios a través de su influencia financiera.
U.S. Steel y General Electric
J.P. Morgan fue un arquitecto clave de la industria estadounidense. La decisión de aliarse con Thomas Edison para electrificar con corriente continua al territorio estadounidense desembocó en la creación de una poderosa empresa: General Electric. Además, su papel en la creación de U.S. Steel en 1901 marcó un antes y un después. Esta fusión, que puso bajo su control varias empresas siderúrgicas, dio origen a la empresa más grande del mundo en ese momento. Su poder industrial no tenía precedentes ni antecedentes.
La empresa se convirtió en un motor fundamental de la economía de Estados Unidos en plena industrialización. El legado de U.S. Steel también tiene su parte oscura, marcada por los conflictos y movimientos sindicales en busca de mejores condiciones de trabajo.
Amo y señor de Wall Street
En una época de competencia feroz, J.P. Morgan defendió un estilo de banca aristocrática basado en la confianza y las redes personales, sobre todo las que él había construido. La gestión en las empresas que controlaba era conservadora, priorizando la estabilidad sobre la innovación. Este enfoque le ganó un gran prestigio en el mundo financiero estadounidense, convirtiéndose en el líder del establishment de Wall Street.
Morgan jugó un papel crucial durante el pánico financiero de 1907, coordinando la acción de los banqueros de Nueva York para estabilizar la economía. Esta posición dominante y su curiosidad infinita lo llevaron a codearse con algunas de las personas más relevantes de su época, entre las que se incluyen los científicos e inversores Nikola Tesla y Thomas Edison.
Filantropía y arte
Acumuló una fortuna inmensa, parte de la cual destinó a obras benéficas y culturales, como la fundación de la Biblioteca Morgan y la donación de su colección artística al Museo Metropolitano de Nueva York (MET). Al momento de su muerte, en 1913, fue sucedido en los negocios por su hijo, JP Morgan Jr.
Las leyes antimonopolio que modificaron su legado
Años después de la muerte de JP Morgan, la Ley Glass-Steagall de 1933 separó las actividades bancarias comerciales de las de inversión. Esto obligó a los directores de J.P. Morgan & Co. a crear dos entidades distintas: Morgan Stanley y J.P. Morgan & Co. La primera, Morgan Stanley, se especializó en banca de inversión y servicios financieros, atendiendo a individuos y empresas con necesidades de inversión y gestión patrimonial.
Por otro lado, J.P. Morgan se expandió para ofrecer servicios de corretaje y banca minorista a través de su subsidiaria Chase. Esta división permitió que cada entidad se enfocara en diferentes segmentos del mercado, definiendo sus trayectorias y consolidándose como líderes en el sector financiero.
Las diferencias entre estas dos empresas
En la actualidad, J.P. Morgan Chase tiene una capitalización de mercado de $569 mil millones, significativamente mayor que los $156 mil millones de Morgan Stanley. Comparando ambas instituciones, la principal diferencia radica en su enfoque operativo. J.P. Morgan Chase se vuelca más en la banca minorista y comercial, con llegada a diversos segmentos del mercado. Morgan Stanley, en cambio, atiende a un nicho específico de clientes de alto patrimonio.
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