Los activos digitales tokenizados, explicó Carstens, contienen la información necesaria para identificar de forma única los activos y sus propietarios, así como las reglas y la lógica que rigen su uso. Cuando se usan correctamente, los tokens podrían aumentar la velocidad, reducir el coste y aumentar la eficiencia de las transacciones financieras, afirmó.
Tokenización y sistema financiero
El director del BIS indicó que por sí solos, los activos tokenizados podrían mejorar el sistema financiero sólo de forma incremental. «Si los tokens se comercializaran a través de canales financieros existentes, tendrían que depender de las mismas secuencias largas y complejas de mensajes que se transmiten entre instituciones financieras. Y estas complejas secuencias son la causa de muchos costes y retrasos en el sistema financiero actual», dijo.
Para hacer realidad la promesa de la tokenización –es decir, dar un salto de gigante– necesitamos reunir los diferentes tipos de tokens: dinero de los bancos comerciales, dinero del banco central, diversos activos. Los libros de contabilidad unificados son las plataformas donde esto puede suceder. Una vez que estos diferentes tokens se reúnen en las mismas plataformas programables, se pueden implementar nuevas funcionalidades, como contratos inteligentes y componibilidad.
El dinero tokenizado, requisito fundamental
Carstens precisó que con las funcionalidades descritas, las secuencias de transacciones podrían automatizarse e integrarse sin problemas. Lo que eliminaría la necesidad de intervenciones manuales y controles de cumplimiento redundantes, dos cuestiones que retrasan significativamente las transacciones a lo largo de la cadena de un pago transfronterizo, dijo. También permitiría pagos instantáneos y liquidaciones inmediatas y simultáneas en una amplia gama de activos. El ejecutivo del BIS indicó que los tokens pueden contener cualquier activo financiero, pero el dinero tokenizado es un requisito fundamental.
BIS PROBARÁ TOKENIZACIÓN DE PAGARÉS CON BANCO MUNDIAL Y SUIZO
El responsable del BIS también destacó el papel de los libros de contabilidad conectados entre sí a través de interfaces de programación de aplicaciones, para empoderar a individuos y empresas. Dichos libros estarían acompañadas de un rico dosel de aplicaciones y servicios financieros asociados, ofreciendo más opciones y menores costes a los usuarios, dijo.
Carstens no olvidó el importante papel de los reguladores en el desarrollo de un nuevo sistema financiero tokenizado. La tecnología solo será eficaz cuando encuentre su propósito económico y financiero y esté respaldada por estructuras regulatorias sólidas, indicó. El ejecutivo destacó que estamos más avanzados en tecnología que en asuntos claves relacionados con la legalidad, los aspectos regulatorios y operativos.
El poder de la tecnología en las finanzas
En este sentido, se refirió al esfuerzo que está realizando el BIS para explorar el potencial de los libros de contabilidad unificados con el Proyecto Agorá. Tal y como informó Observatorio Blockchain, en Agorá se han unido siete grandes bancos centrales para investigar los beneficios de la tokenización en los pagos transfronterizos. El Banco de Francia, en representación del Eurosistema; el de Japón, Corea, México, Suiza, Inglaterra y el Banco de la Reserva Federal de Nueva York están explorando la manera en que la tokenización y los contratos inteligentes pueden mejorar los pagos transfronterizos.
EL BIS SEÑALA LAS STABLECOINS COMO AMENAZA FINANCIERA
Carstens inició su intervención subrayando la necesidad de discutir acerca del poder de la tecnología y la innovación. Los hechos hablan por sí solos, dijo. «Netflix tardó tres años y medio en alcanzar el millón de suscriptores; Spotify alcanzó esa cifra en cinco meses; ChatGPT lo hizo en cinco días; y Threads solo necesitó una hora».
Todas estas plataformas digitales innovadoras crearon oportunidades que antes no existían. Cuando aparecieron los primeros teléfonos inteligentes, nadie podría haber predicho los millones de aplicaciones que existen hoy en día. La plataforma tenía que existir primero. Los relojes inteligentes, los auriculares inalámbricos y la transmisión de vídeo desde un teléfono a un televisor no existirían hoy sin la tecnología Bluetooth que se desarrolló a mediados de los años 1990.
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