El artista Beeple saltó a las portadas de todos los informativos y medios de comunicación en marzo de 2021. Vendió su NFT (token no fungible, por sus siglas en inglés) por 69 millones de dólares estadounidenses. De hecho, supuso el lanzamiento real de los NFT al mundo, más allá del ecosistema Blockchain. Más de tres años después, Mike Winkelmann, que es su verdadero nombre, ha criticado en su cuenta en X la creatividad del arte en estos momentos.
Beeple y los NFT
Hay que reconocer que el precio adquirido por el conocido NFT de Beeple supuso un escándalo en su momento. Algo que apenas se entendía. Sobre todo que alguien pudiera pagar esa gran cantidad de dinero por una obra digital. Cuando lo digital, desde el punto de vista de los usuarios, estaba más asociado al low cost o incluso lo gratuito, que a las enormes cantidades.
Lo que dice Krugman de la dependencia de EEEU de la nación Bitcoin
Las grandes sumas de dinero estaban reservadas para las cotizaciones en los mercados de valores de los Apple, Amazon, Google, Microsoft o Facebook. Pero que se pudiera adquirir una “cosa digital”, aunque fuese calificada de obra de arte, por millones de dólares, aguijoneó la curiosidad sobre lo que significaban las siglas NFT. Además, se dejó filtrar que, más que una compra, se trataba de una inversión. Es decir, que la “cosa digital” todavía podía alcanzar un precio mayor.
El campo de la provocación
Escandalizar en el actual campo del arte parece tarea casi imposible. Es el campo de la provocación. Llevamos casi doscientos años de sociedad occidental en la que, si hay un campo con derecho a escandalizar y provocar mientras la propia sociedad se desacraliza y desnormativiza, es el del arte. Bajo el argumento de innovación creativa, el arte ha venido secularmente cabalgando sobre sucesivos espectáculos en clave de escándalo. La propuesta de arte pop supuso un escándalo en sí misma, por su propia falta de lógica.
Como apunta Baudrillard, cuanto más decía el arte pop que desacralizaba el arte, más se sacralizaba el arte pop. Es el arte que sacraliza alto tan poco sagrado como la vida cotidiana. Los NFT están inscritos en la secular secuela del arte pop. Ahora quien se escandaliza es Beeple. Y lo hace con la propia obra que está produciendo en la actualidad, a la que da un calificativo parecido a tonterías, en el mejor de los casos. ¿Humildad o ganas de provocar en la lógica del escándalo? En cierta forma, puede asumirse que todo arte digno de tal nombre en la modernidad es provocativo.
Es algo que nos saca de nosotros mismos, de cómo vemos las cosas. En el caso de Beeple se trata de una especie de provocación reflexiva, sobre sí mismo.
Link del artículo original
Si el presente artículo, video o foto intrigue cualquier derecho de autor por favor señálelo al correo del autor o en la caja de comentarios.